Ori and the Blind Forest y la magia que lo envuelve

Faltan siete días para la llegada de Ori and the Will of the Wisps, cinco años y dos días después del lanzamiento de Ori and the Blind Forest, y no puedo estar más emocionada. Así que me toca hablaros de la magia que lo envuelve y el porqué se ha convertido en uno de mis favoritos.

Ori and the Blind Forest llegó a mi de un modo un tanto extraño. Creo haberlo contado por las redes en alguna ocasión, pero cuando lo vi la primera vez siento que le falté al respeto. Si, hoy en día me he vuelto una fangirl de este título, y hoy os cuento porqué.

Al principio Ori fue un juego que gráficamente me pareció, cuanto menos, hermoso. Pero vi muy poco de él, y no supe ver todo lo que guardaba detrás de la fachada de un juego de plataformas.

Este precioso título, que llegó de la mano de Moon Studios y fue publicado por Microsoft Studios, es un metroidvania en toda regla, con momentos de acción, aventuras increíbles, y un bosque que guarda muchos secretos y misterios. A veces nos abrazará con el amor y la calidez de una amistad muy bonita. En ocasiones nos romperá el corazón de tristeza. Y por momentos nos inundará un sentimiento de rabia por el modo en que transcurre la historia.

Recuerdo que las tres veces que lo he jugado me he emocionado en más de una ocasión.

Todo esto llega acompañado de un entorno gráfico que nos sitúa en el bosque de Nibel, lleno de detalles. Gracias al uso del efecto de parallax, el quipo de Moon Studios consiguió dar profundidad al mapa, lo que lo hacía más y más bonito por momentos. Ahora envueltos de vegetación viva, colorida y risueña; de pronto entre zonas oscuras y marchitas.

Rodeados de un mapa donde deberemos resolver puzzles, ser hábiles para llegar a los sitios más recónditos y recordar guardar antes de avanzar, ya que detrás de tanta belleza se esconden momentos difíciles.

Por si fuera poco, todo esto está conectado por una banda sonora, de la mano de Gareth Coker, que nos lleva a sentir todas y cada una de las escenas que vivimos. Trasladados de lleno al bosque de Nibel, acompañando a Ori y Sein en su aventura. Todos y cada uno de los minutos de banda sonora valen la pena, no sabéis cuanto. Hoy en día sigo disfrutando de ella desde Spotify y me sigo emocionando recordando Ori and the Blind Forest.

Una de mis canciones favoritas, sin duda, “Inspiriting”, que me pone los pelos de punta siempre que la escucho. Si habéis jugado sabréis a qué escena corresponde seguramente.

Con un apartado gráfico de infarto, lleno de detalles, y una música que ablanda hasta el corazón de Kratos no podía fallar la historia y el trasfondo de los personajes.

Ori and the Blind Forest empieza con una historia de amor y amistad. Naru, una criatura entrañable y adorable por igual, adopta y cría a nuestro protagonista, quien, tras una tormenta cae del Árbol de Espíritu. Aquí llega nuestro primer batacazo sentimental, pues un cataclismo hará que el bosque entre en declive, y con él, la mayoría de criaturas del bosque.

Y aquí, tras unas cuantas lágrimas y un nudo en corazón bien grande, empieza nuestra aventura de verdad. Nuestro objetivo, devolver los Elementos de Luz para revivir al Árbol, y con él, el bosque de Nibel.

A todo esto, no estaremos sólos, puesto que aparecerá Sein, quien es “la luz y los ojos” del Árbol, para guiarnos y ayudarnos en muchas ocasiones.

Durante la historia, descubriremos como, de algún modo, al perder a Ori durante la tormenta del principio, el Árbol de Espíritu provoca algunos daños irreparables. Daños en el kokoro de algunos personajes.

Conforme recuperamos los elementos, y conocemos la historia que envuelve a los demás personajes, es inevitable pasar de un sentimiento a otro. Una montaña rusa que nos mantiene el corazón prieto en todo momento. Y, en cierto punto, nos lleva a pensar que todos tienen motivos de peso para hacer lo que hacen, no por pura maldad. Es una de las cosas que más me gustaron de la historia. No encontramos el típico enemigo “malo malote” que pretende destruirlo todo. Ni siquiera venganza, sino una ceguera provocada por el dolor de una pérdida.

Una cosa lleva a la otra, y, sin desvelaros el final, sólo os diré que la portada de Ori and the Will of the Wisps tiene mucho del primer título. Y por lo poco que hemos podido ver, además de ser una continuación del primero, volveremos a encontrar a algunos amigos. Y se nos unirán a la plantilla otros nuevos, heredados de un final que nos robó el corazón por completo.

Por mi parte no he querido ver más que los tráilers, pues no quiero ver más de lo necesario. Quiero poder emocionarme, y sentir lo que sentí con el primer título, e ir de sorpresa en sorpresa. Sólo espero que, cinco años de espera hayan servido para crear una historia tan increíble como la primera.

Que nos devuelvan al bosque de Nibel lleno de vida y con tantísimos detalles y elementos gráficos como la otra vez. Aquella sensación de no saber donde parar los ojos porque todo te parece precioso y está animado por igual.

Por pedir no quede, ojalá el pequeñín del búho Kuro, a quien podemos ver en el tráiler, encuentre a más como él en esta segunda entrega.

Me supongo que habrán algunas técnicas de Ori que se habrán visto mejoradas, incluso adaptadas a nuevas necesidades, pero espero que mantengan la misma magia de aquél entonces. Unas habilidades que brindaban diversión y dinamismo al juego, puesto que nunca te cansabas de usar ninguna. Estabas en constante mejora, y todo el entorno estaba tremendamente bien diseñado para usarlas de un modo muy intuitivo, y a la vez sutil.

No sé cuántos de vosotros os habréis sentido como yo, pero os invito a contarme vuestra experiencia en nuestro Twitter. Tanto para bien como para mal. ¿Qué le pediríais vosotros a Ori and the Will of the Wisps?

Toca despedirse, no sin antes anunciaros que, por si no me habéis oído hablar suficiente de esto aquí, seguramente dedicaremos parte del próximo Podcast From Mars a Ori. Agarraos que vienen curvas, marcianitos.